Información Científica del Crisotilo

Biopersistencia
En la medicina del trabajo hay un término que se denomina "biopersistencia", esto es el periodo de tiempo que toma a las partículas inhaladas permanecer en los pulmones antes de que eventualmente se disuelvan o despejen.
Las fibras de crisotilo tienen una mínima biopersistencia; una vez que se han inhalado, el cuerpo las elimina de manera natural en un umbral de 10 días, como lo confirman diversos estudios llevados a cabo (2003 a 2006 en Brasil, Canadá y los Estados Unidos) siguiendo los más estrictos protocolos reconocidos por la Unión Europea, demuestran que tan pronto como las fibras de crisotilo son inhaladas estas son rápidamente despejadas de los pulmones, en alrededor de 10 días.
En contraste, de acuerdo con Hodgson y Darnton (2000), los anfíboles son 100 veces más potentes que el crisotilo. De hecho, el crisotilo tiene una biopersistencia mucho más baja que la mayoría de otras fibras industriales, como algunas celulosas, fibras cerámicas, aramidas, lana mineral y fibra de vidrio.

Mesotelioma
Al igual que las fibras como la celulosa o productos como los silicatos que dan origen al vidrio y en general los productos para la construcción, una exposición prolongada sin el equipo de protección adecuado podría representar un riesgo para los trabajadores. Para solventarlo, se ha empleado la innovación y la tecnología, pues actualmente los procesos productivos son altamente automatizados y se desarrollan en ambientes húmedos, lo que incrementa el umbral de seguridad de quienes lo manipulan.
Actualmente, no hay evidencia científica concluyente que relacione la exposición al crisotilo como causa de mesotelioma pleural (MM), tal como lo demuestran dos estudios de respetados investigadores del INER, quienes concluyeron que la presentación clínica y las anormalidades radiológicas en pacientes con MM sin historia de exposición a asbestos fueron similares a las de los pacientes con antecedentes de exposición. De hecho, en uno de los estudios (García-López et. al., 2000) de la muestra evaluada (todos pacientes con MM) en el 80% de los casos no se pudo documentar una historia exposicional a asbestos.
En el otro (Barrera R., 2010) el 98% de los casos con MM no tuvo una exposición directa a asbestos.

Controversia sobre el Crisotilo
Como antecedentes, debemos comentar que durante el siglo pasado, consorcios europeos importaron la tecnología para la elaboración de productos con asbesto y de asbesto-cemento, utilizando entonces todo tipo de asbesto, anfíboles y crisotilo, en forma única o en mezclas de éstos. Ahora estos mismos consorcios difunden que el crisotilo y/o todo tipo de asbesto, es altamente peligroso y están pugnando por su prohibición, incluyendo el crisotilo, del cual, saben ampliamente, que su toxicidad es mínima, o como cualquier sustancia química que se maneja en la industria a nivel mundial, sin que sea motivo de la distinción negativa que a la que se le ha sometido. Si los representantes de estos mismos consorcios que comentamos, fueran verdaderamente responsables, estarían más preocupados por indemnizar todo el daño que provocaron con los anfíboles a los trabajadores en los países en desarrollo, al no implementar las medidas de higiene y seguridad requeridas para el manejo de esos tipos de asbesto.
También sabemos que esta controversia es principalmente por intereses económicos de quienes elaboran las fibras de sustitución, como las fibras minerales artificiales (lanas minerales, fibras de vidrio y fibras cerámicas refractarias), y los materiales sintéticos (fibras de aramida, de alcohol polivinilo, de polipropileno, de polietileno y acrílicas), de las cuales no se ha demostrado su inocuidad para los trabajadores expuestos, ni podrán competir con el crisotilo en el precio ni en la versatilidad de este material.
Dentro de estos mismos beneficios económicos, encabezan la lista los abogados, particularmente en EE.UU., quienes se especializaron en presentar demandas en base a las "víctimas del asbesto". Inicialmente, la mayoría de los reclamantes a quienes representaban, estaban enfermos. Pero cuando se dieron cuenta que las cortes en ciertos Estados, estaban preparadas a otorgar grandes sumas de dinero por compensaciones, sin cuestionar las evidencias, los abogados reclutaron demandantes quienes no tenían ningún daño. Eventualmente la mayoría de los casos habían estado expuestos falsamente.
Apodado los "200 billones de justicia mal impartida"- la cual puso de rodillas a Lloyd’s de Londres- este fraude pudo ser tasado como uno de los escándalos más notorio en la historia legal de América. Esta extraordinaria historia sorpresivamente tuvo poca cobertura a través del Atlántico, sin embargo, se copiaron prácticas similares, en menos escala en algunas firmas de abogados en la Gran Bretaña.
Casi encabezando la lista, estaban contratistas, quienes explotando una fuente lucrativa de dinero, ofrecían sus servicios para retirar el asbesto de los edificios. Muchos no perdieron la oportunidad de exagerar los peligros del asbesto, aun que no hubiera daño a la salud o que la ley no requiriere su retiro. En ambos, América y la Gran Bretaña, donde ambas practicas fueron condonadas por el gobierno, hicieron fortunas de los dueños de las casas, negocios, locales de autoridades, fraccionamientos, escuelas, iglesias y organizaciones de todo tipo, al retirar el mortal asbesto, que en la mayoría de los casos, no era tal el hecho.
Otros beneficiarios de este pánico, fueron los sindicatos y médicos que participaron en las demandas fraudulentas, en base a supervivientes que ganaron comisiones haciéndose pasar como trabajadores de contratistas fraudulentos. Entre otros, que apoyados por políticos, funcionarios y los medios, fueron parte del gran fraude del siglo.
Además esta controversia conlleva una competencia desleal con la que han conducido sus estrategias de mercado, mediante campañas que inducen a la eliminación del asbesto, incluido el crisotilo.